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Mondragón, pura historia colombiana

-Brasil 2014- Las gradas del Arena Pantanal parecían las calles de Bogotá mientras Colombia encabezaba la conga hacia octavos de final. Un auténtico derroche de orgullo nacional intensificó la alegría, en el preciso instante en el que se batía un récord de 20 años de antigüedad.




Normalmente, cuando se sustituye a un guardameta por una razón distinta a una lesión, el equipo en cuestión se encuentra en su momento más bajo. Sin embargo, cuando el número de David Ospina apareció en el luminoso, los suyos llevaban una ventaja de 3-1 sobre Japón. La grada fue un clamor. Faryd Mondragón saltó al terreno de juego para convertirse en el veterano de más edad que jamás haya competido en la Copa Mundial de la FIFA.

La clasificación para octavos de final iguala el mejor rendimiento en la historia de la competición, que los hombres de amarillo ofrecieron en 1990, y el logro de Mondragón al superar la marca que estableció Roger Milla en Estados Unidos 1994 establece un nuevo hito en el certamen. La emoción se apoderó del estadio cuando el guardameta pisó el césped a falta de cinco minutos para el final del encuentro con el dorsal número 1 de losCafeteros a la espada, para defender los colores de su país presumiblemente por última vez.

El arquero, que en la actualidad cuenta 43 años y tres días de edad, formó parte durante su primer Mundial, junto Carlos Valderrama y Freddy Rincón, de la primera selección de Colombia que superó la fase de grupos de la competición. Ocho años después, en Francia 1998, abandonó llorando la cancha cuando Inglaterra le negó la oportunidad de repetir la gesta. Ahora todo ha cambiado. Mondragón, henchido de orgullo, recibió el aplauso general mientras su equipo igualaba por fin la gesta de 1990, con él sobre el terreno de juego.

Mientras trataba de dar las gracias a todo el mundo, desde compañeros y cuerpo técnico hasta los árbitros del partido, no perdió ni un momento la sonrisa de oreja a oreja que se le había instalado en el rostro desde la atajada en el último segundo, con la que se aseguró de que permaneciera inalterado el 4-1 que lucía en el marcador. Con esa misma sonrisa se acercó a las cámaras de la FIFA. “Me siento muy honrado de estar hoy aquí”, declaró. “Con este récord, represento al fútbol colombiano y a la historia del fútbol colombiano”.

Siempre se había sospechado que ésta podría ser la noche en la que el incombustible guardameta se despediría para siempre del fútbol internacional, una vez que Colombia hubiera sellado el pase a la fase eliminatoria durante el choque contra Costa de Marfil. Como el técnico había efectuado ya dos sustituciones en la segunda parte, existía la posibilidad de que un capricho del destino, una lesión o una expulsión, obligaran a llevar a cabo otros cambios, y robaran al guardameta la oportunidad de acudir a su cita con el destino.

Sin embargo, cuando se acercó a la línea de banda y el cuarto árbitro levantó el tablón con su número, el público estalló. “Ha sido increíble. Parecía que todo el mundo estuviera esperando el momento”, comentó al recordar la emoción sentida durante esos cinco minutos de protagonismo absoluto. “Gracias a José Pekerman y al resto del equipo, a mis amigos, este sueño se ha hecho realidad”.

Hacer historia
Como figura de un equipo repleto de jóvenes promesas que, por edad, podrían ser sus hijos, Mondragón es fuente de motivación y orgullo para todos los que se entrenan junto a una leyenda nacional de tal calibre. “Es un premio a tanta dedicación y entrega incansable como ha ofrecido a la selección a lo largo de su carrera. Me siento muy contento por el récord que ha registrado”, Carlos Carbonero explicó a la FIFA.

“Creo que, para el fútbol colombiano, tener a un futbolista como Faryd es admirable, y no sólo para el fútbol de Colombia, sino para el mundo entero. Es una gran persona y me alegro muchísimo de que sea colombiano”, añadió.

Tras batir el récord de Milla, Mondragón asegura que su equipo posee la calidad y la capacidad necesarias para superar también logros nacionales. “Actualmente estamos haciendo historia con nuestro juego y con nuestro trabajo en equipo”, declaró.

Razón no le falta. Colombia se encuentra en la cresta de la ola tras haber marcado nueve goles en esta fase de grupos, la cosecha más prolífica de su historia en los Mundiales. “El hecho de que hayamos terminado esta ronda con nueve goles y nueve puntos nos proporciona un estímulo y un empujón hacia adelante muy importante”.

Al comparar el equipo actual con la generación dorada de 1990, este trotamundos, que ha pasado por siete países y once clubes diferentes a lo largo de su carrera, opina que la experiencia en el extranjero ha contribuido a mejorar todavía más a los jóvenes integrantes de combinado. “La ventaja que ahora tenemos consiste en que el 95% de nuestro equipo juega en Europa y, por consiguiente, los jugadores poseen su propia experiencia personal en el fútbol de alto nivel. Además está el hecho de que estos muchachos son muy maduros”, explicó. “En el Mundial del 94, el 95% de nosotros jugaba en Colombia, y sólo el otro cinco por ciento se encontraba en el extranjero. Ahora sucede justo al revés”.

Los Cafeteros, una vez superada una fase de grupos para el recuerdo, se han fijado el objetivo de abrir caminos inexplorados tras el partido de octavos, que se disputará en el Maracaná de Río de Janeiro. “Nuestro próximo encuentro nos plantea un reto muy complicado; por eso, a partir de mañana, debemos empezar a pensar en Uruguay”. De momento, Faryd Mondragón está disfrutando ya de su título de jugador más veterano de la Copa Mundial de todos los tiempos.




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