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Venezolanos viven con temor a un nuevo apagón nacional por fallas en el sistema eléctrico

Los apagones se recrudecieron desde septiembre en la vivienda de Yumara Fuenmayor, un ama de casa, residente en Maracaibo, estado Zulia. Los racionamientos ahora son diarios y las tres horas sin el servicio las subieron a cuatro y hasta cinco. Desde entonces, cada vez que los bombillos de su casa se apagan teme que sea una falla que los deje días sin electricidad.




“Me da impotencia, frustración, desespero. Me da miedo que sea un apagón general, porque ya lo vivimos y la comida se daña”, asegura Fuenmayor, de 51 años, quien desde 2019, cuando ocurrió un apagón nacional de cinco días, no hace grandes compras de comida por el temor de quedar sin electricidad y que se le dañe.

Fuenmayor pagó la cuota única del plan Borrón y Cuenta Nueva, una jornada de Corpoelec para que los usuarios estén al día con la factura. Pensó que con ello el servicio mejoraría, pero no fue así. “A mí me gusta pagar, porque quiero que esta vaina se mejore, pero no mejora. Me da impotencia porque los aires se me han dañado tres veces este año por los bajones”, protestó.

Al menos 15 estados del país registran racionamientos eléctricos. Los más afectados son Zulia, Lara, Trujillo, Mérida, Táchira, Barinas y Apure, que reportan cortes diarios de entre 4 y 12 horas.

La Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) raciona en Venezuela al menos 1.000 megavatios de energía en las horas de máxima demanda, el equivalente al requerimiento de Caracas, según reportes de la estatal.

A este déficit, se suman las limitaciones que tiene la Red Troncal de Transmisión, por donde va 80 % de la energía que demanda el país. Fuentes de El Pitazo indicaron que Corpoelec dejó de sacar desde agosto entre 700 y 900 megavatios de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, conocida como Guri, debido a las limitaciones en transmisión y para mantener la estabilidad del sistema eléctrico venezolano.

Marlene Díaz llora apenas se va el servicio eléctrico en su casa, ubicada en el sector Las Tucacas en Caraballeda, al este del estado Vargas.

Durante septiembre recordó los días del apagón nacional, pues una falla en la subestación de Caraballeda, la mantuvo día y medio sin servicio y las constantes fluctuaciones le dañaron dos aires acondicionados y un freezer, donde colocaba los helados en vasitos que vende para poder garantizar ingresos. 

“Se va la luz y yo no puedo controlar el llanto, porque me pone triste esta situación, la incertidumbre de no saber cuánto tiempo vas a estar sin servicio. No poder controlar nada. Da rabia, de impotencia y dolor. Mis hijos me dicen que vaya a hablar con el psicólogo, pero por ahora las cuentas no dan. Primero debo reponer el congelador y mientras seguiré rezando para que vuelva la luz rápido y que más nada se me queme”, confesó Díaz.

Esta angustia también la sienten los habitantes del estado Táchira. Daniela Orozco, profesora de inglés de 29 años, dice que la posibilidad de un apagón nacional es un pensamiento constante. Los días que está en la academia y hay corte del servicio, logran solventar con un generador eléctrico, pero en su apartamento, queda incomunicada sin señal de telefonía móvil. “Sí es posible que haya un apagón, cada día es peor”, precisó la educadora.

Se va la luz y yo no puedo controlar el llanto, porque me pone triste esta situación, la incertidumbre de no saber cuánto tiempo vas a estar sin servicio. No poder controlar nada. Da rabia, de impotencia y dolor. Mis hijos me dicen que vaya a hablar con el psicólogo

Una docente jubilada de Barquisimeto, capital de Lara, que cumplió una semana con su nevera dañada, teme que las fallas eléctricas sigan en aumento: en menos de seis meses reparó la misma nevera y su aire acondicionado. Su preocupación aumentó tras la llegada de una cadena de WhatsApp que alerta sobre un apagón general en el país.

La docente, que prefiere no ser identificada, compró lámparas recargables con baterías y anda alerta ante cualquier falla. Optó por tres ventiladores para usarlos en el día, cuando se registran más fallas, y evitar que sus aires vuelvan a dañarse. 

Yohnger Gutiérrez, habitante del barrio 12 de octubre de Barquisimeto, consideró que el recrudecimiento de los racionamientos presagia un nuevo apagón. Asegura que la electricidad se la quitan hasta en la madrugada.

“Creo que lo que quieren evitar es que haya un apagón nacional, pero es lo más seguro, que estemos a un paso de eso. Yo hice el famoso plan Borrón y Cuenta Nueva y apenas es el segundo mes que pago y me siento estafado, la luz se va todos los días”, dijo.

En la región llanera del país, la situación no es distinta. Habitantes manifiestan que temen una falla mayor en el servicio con el incremento de los racionamientos.

“Esto no va a mejorar. Ha sido catastrófico. Se nos dañan los electrodomésticos y los niños pequeños y adultos mayores padecen por la ola de calor que debemos aguantar. Todos los días nos quitan la luz”, expresó una mujer del Parque Residencial Miraflores, comunidad de Araure que se mantuvo en protesta por apagones el 28 de septiembre, cuando trancó parte de la troncal 005, vía Agua Blanca.

Alys Falcón, otra vecina de Araure, aseguró que el lunes, 25 de septiembre, estuvieron cinco horas sin electricidad, el martes sufrieron bajones, el miércoles el racionamiento fue de cuatro horas y el jueves volvieron a quedar sin luz. 

“¿Cómo cree que va a mejorar esto? No, esto va para un apagón prolongado y general, porque no vemos gestiones positivas”, argumenta ante la consulta de El Pitazo.

Fuente: elpitazo.net

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