Los F-16 ya están en Ucrania
Dos años y cuatro meses después del inicio de la invasión rusa, Ucrania tiene por fin cazabombarderos occidentales. Los primeros F-16 (presumiblemente holandeses o noruegos) se hicieron ver este miércoles sobre el cielo de Leópolis, la ciudad más importante del occidente de Ucrania. La Casa Blanca se negó a confirmar o desmentir la noticia, con el portavoz de Joe Biden, el almirante retirado Joe Kirby limitándose a afirmar de manera críptica, "pregúnteles a los ucranianos". Los ucranianos, aunque el off-the-record (es decir, sin que se desvelara la identidad de quienes hablaban) lo confirmaron. Y también lo hicieron fuentes estadounidenses a diversos medios de ese país.
Por ahora, el número de cazabombarderos que Kiev ha recibido parece ser pequeño. En total, Ucrania obtendrá de Holanda, Noruega, Dinamarca y Bélgica entre 60 y 85 unidades del aparato que cambió la Historia de la aviación militar hace justo cincuenta años, cuando empezó a volar. Hace dos semanas, se informó de que Grecia podría transferir a Ucrania otros F-16, pero la noticia no ha sido confirmada. Las versiones que tendrá Kiev tienen tecnología de hace aproximadamente 20-25 años, lo que los sitúa muy por delante tanto del equipo de guerra aérea que tiene Ucrania como la propia Rusia. De hecho, Estados Unidos y sus aliados no han dado a Kiev nunca las armas más modernas de sus arsenales. Los sistemas más efectivos con que cuenta Ucrania ahora mismo son por misiles tierra-tierra estadounidenses ATACMS, que están ya retirados del Ejército de Tierra de ese país.
No está clatro cuándo los F-16 empezarán a entrar en combate, aunque Washington cree que eso podría suceder a finales de septiembre. En todo caso, nadie espera que vayan a cambiar el rumbo de la guerra. "Su impacto va a ser limitado", han confirmado a EL MUNDO fuentes estadounidenses que también creen que "toda la tardanza en la entrega ha dado tiempo a Rusia para prepararse" para la llegada de los Halcones Luchadores (Fighting Falcon), que tal es su nombre oficial, aunque sus pilotos tienden a llamarlos Viper (Víbora).
La llegada de los cazabombarderos es un paso más en la integración, por la vía de los hechos, de las Fuerzas Armadas ucranianas en la OTAN, ya que éste es el avión que constituyó la columna vertebral de la defensa de Occidente durante cuatro décadas. También supone un cambio en la doctrina militar de Ucrania, que, heredera de la rusa, subordina totalmente la Fuerza Aérea al Ejército de Tierra. Los Viper alteran esa relación de fuerzas en favor del aire, lo que supone un acercamiento claro al modelo estadounidense y de la OTAN. Rusia tiene más de 600 aviones de combate, pero su actuación ha sido catastróficamente mala en la guerra.
El consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan -a quien muchos culpan de la lentitud de la entrega de los F-16 por su temor a "provocar" a Moscú- declaró hace semanas que los cazabombarderos realizarán en un momento misiones de apoyo a las fuerzas de Tierra ucranianas, antes de pasar a llevar a cabo ataques más en profundidad dentro del territorio enemigo. EEUU planea entregar a Ucrania, para su uso en los F-16, armas con las que ya cuenta ese país, como misiles antiaéreos de corto alcance AIM-9 Sidewinger y de largo alcance AMRAAM, bombas guiadas, anti-radicación (para atacar los radares rusos) y también planeadoras.
El mayor impacto que podrían tener los F-16 sería el de defensa aérea. En la actualidad, la Fuerza Aérea rusa está utilizando cientos de bombas planeadoras, que no son más que bombas de aviación clásicas modificadas para seguir volando durante decenas de kilómetros cambiando de trayectoria hasta dar en el blanco. Esos ingenios son casi indetectables al radar, por su relativamente pequeño tamaño, pero su carga explosiva, que va de 250 kilos a una tonelada, es capaz de causar tremendos estragos. La ciudad de Adviika, tomada por Rusia en primavera, fue prácticamente destruida por el uso de esas bombas planeadoras. La solución sería que Kiev acercara al frente sus baterías de misiles antiaéreos y antimisiles Patriot, pero eso, a su vez, dejaría a esos sistemas a merced de los drones rusos. Y los Patriot son demasiado valiosos como para que sean víctimas de un dron que vale 500 euros.
Los F-16 deberían ser capaces de abatir a los aviones rusos antes de que suelten sus bombas, aunque plantean la espinosa cuestión de si los países que han entregado los aviones y, especialmente, EEUU, que es quien aporta la inmensa mayoría de las armas que éstos llevarán (además de ser el fabricante del aparato) permitirán su uso dentro del territorio ruso.
El F-16 está, así pues, rodeado de todos esos factores de incertidumbre. A ellos se suman, además, cuestiones básicas. Una es el entrenamiento de los pilotos. Habitualmente, las tripulaciones de estos aviones necesitan cuatro años para manejarlos con la destreza necesaria. Los pilotos ucranianos lo van a hacer con tan solo uno. Después está el constante flujo de repuestos que las aeronaves van a necesitar. Y, vinculado a eso, los equipos de mantenimiento.
Es probable que las democracias que apoyan a Kiev envíen a contratistas del sector privado para dirigir esas tareas (Gran Bretaña tiene en Ucrania militares dirigiendo las operaciones con misiles aire-tierra Storm Shadow), pero el Gobierno de Kiev ha declarado su intención de mantener una parte de los F-16 y de sus bases de aprovisionamiento fuera del país, totalmente a salvo de los misiles rusos.
Fuentes: elmundo
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