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Vecina señala que nadie del depósito de fuegos artificiales se ha acercado a atenderlos tras explosión

Carmelita Arrieta, de 61 años, mira los escombros donde hasta hace pocos días se levantaba su hogar. La madrugada del jueves, una potente explosión en un depósito de fuegos artificiales sacudió la Zona Industrial del municipio San Francisco y redujo a cenizas varias viviendas. Ella estuvo a pocos metros del estallido.


Gracias a Dios me salvó, me ayudó y aquí estamos”, relata, sentada frente a lo que queda de su casa. “Todos pensaban que me había ido, porque yo estaba aquí en el barrio todavía cuando hubo la explosión. Pero gracias a Dios la familia está bien. La mayoría ya se enteró que yo estaba bien”.

Arrieta vivía desde hace casi 15 años en la comunidad junto a su pareja. El día del siniestro, un vecino la alertó a tiempo: “Vino a avisarme que saliéramos porque se estaba prendiendo allí. Estaba saliendo humo y él dijo que saliéramos porque iba a explotar la campaña. La última, como quien dice, que salió de aquí fui yo”.

Aunque las autoridades locales confirmaron que no hubo víctimas fatales, la pérdida material es evidente. “No importa lo material, ya eso se recupera luego. Lo importante es seguir adelante”, afirma con serenidad.

En medio del polvo y el olor persistente a pólvora, Arrieta explica que no puede permanecer mucho tiempo en el lugar por su asma. Aun así, acude cada día para acompañar a su esposo, que se queda a cuidar lo poco que quedó. “Han pasado censando por acá. Ahora esperemos”, comenta, a la espera de la ayuda oficial prometida, que incluye refugios y colchones.

Hasta el momento, ningún representante de la empresa propietaria del depósito se ha acercado a los vecinos. “No ha venido nadie. El alcalde y el gobernador sí vinieron, pero de la empresa nada”, lamenta.

Mientras tanto, vecinos y voluntarios han ofrecido alimentos y apoyo. “Mucha gente nos está ayudando, dándonos comiditas. Aquí estamos, poco a poco”, dice con una sonrisa tenue.

Para Carmelita, el miedo de aquella mañana ya quedó atrás. Su fe le da fuerza: “Yo le estoy dando gracias a Jehová, nuestro creador, por la vida que tenemos. Lo importante es estar vivos. Amén”.


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