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¿Por qué Chevron no recibe el petróleo venezolano, pese a la autorización de EE. UU.?

Han pasado casi siete días desde que la administración de Donald Trump dio luz verde a Chevron Corp. para reiniciar la producción de petróleo en Venezuela. Sin embargo, las refinerías estadounidenses aún no han recibido el crudo venezolano esperado, lo que genera incertidumbre sobre el flujo de petróleo hacia los mercados globales.


A pesar de las expectativas de que refinerías en Texas y Luisiana comenzarían a recibir ofertas de petróleo venezolano poco después de la emisión de la licencia, hasta el momento no se ha concretado ninguna entrega, según fuentes cercanas al asunto, citadas por Bloomberg.

Además, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no ha asignado cargamentos de crudo a Chevron durante los meses de julio y agosto, de acuerdo con los horarios de los puertos y con un informante familiarizado con la situación. Aunque el crudo sigue fluyendo hacia China, el destino estadounidense parece estar estancado por ahora.

El acuerdo entre Chevron y Pdvsa sigue siendo envuelto en misterio, y las razones detrás de este retraso permanecen poco claras. Lo cierto es que el mercado global está en búsqueda de crudo pesado, una variedad que Venezuela produce en abundancia.

La reanudación de los flujos de crudo hacia EE. UU. tendría un impacto significativo al aliviar la escasez de este tipo de petróleo, especialmente después de casi siete años de sanciones intermitentes que han paralizado en gran medida la producción venezolana.

Asimismo, la reducción de las perforaciones en México y el prolongado periodo de disminución de la producción de la Opep y sus aliados han dejado al mercado global necesitado de fuentes alternativas de crudo pesado.

Según PBF Energy, casi cuatro millones de barriles diarios de crudo medio y pesado fueron retirados del mercado entre 2022 y 2023. Se espera que alrededor de la mitad de esta cantidad regrese en otoño, cuando se realicen los mantenimientos en las refinerías, lo que aliviaría parcialmente la presión sobre los suministros en el tercer y cuarto trimestre del año.

El hecho de que Venezuela aún no esté entregando petróleo a Chevron es una sorpresa, considerando que en 2022 la empresa estadounidense ya había comenzado a suministrar ciertos barriles a las refinerías, incluso antes de la emisión formal de la licencia. En ese entonces, Chevron fue capaz de ofrecer crudo venezolano a los mercados de EE. UU. de manera anticipada, lo que deja entrever que las expectativas de este nuevo flujo de petróleo estaban muy altas.

Chevron, por su parte, ha declinado hacer comentarios específicos sobre los flujos de petróleo venezolano hacia Estados Unidos. Sin embargo, en un comunicado oficial, la compañía reafirmó su compromiso de operar conforme a las leyes y regulaciones de Estados Unidos, cumpliendo con las sanciones impuestas por el gobierno de ese país, incluyendo las relativas a Venezuela.

La reciente autorización dada por la administración Trump a Chevron para reactivar la extracción de petróleo el pasado viernes es un giro respecto a una decisión tomada hace apenas dos meses, cuando Chevron se vio obligada a suspender sus operaciones en Venezuela debido a la expiración de la licencia otorgada anteriormente.

Esta nueva oportunidad para reiniciar las operaciones se había convertido en una esperanza para muchas refinerías estadounidenses que dependen del crudo pesado venezolano.

Para empresas como Valero Energy, PBF Energy y Phillips 66, el acceso al crudo venezolano podría ser clave para reducir los costos operativos. Hace tres años, las refinerías en la Costa del Golfo de EE. UU. se beneficiaban enormemente de los barriles pesados de Venezuela, que se vendían a precios significativamente más bajos que los crudos ligeros, con un descuento de hasta $20 por barril.

Sin embargo, a medida que las sanciones y las dificultades operativas en Venezuela se han intensificado, ese descuento ha disminuido notablemente, y hoy en día se sitúa en unos modestos $3.60 por barril.

Este escenario plantea varias interrogantes sobre el futuro de la relación entre Chevron y Pdvsa, y sobre cómo la industria petrolera estadounidense se adaptará a las nuevas dinámicas del mercado, especialmente en un momento tan crucial para el suministro global de crudo.


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