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“Trump está preparando a la opinión pública para una acción continental”

La participación de Donald Trump en la asamblea general de las Naciones Unidas y su discurso sobre Venezuela no dejó indiferente a nadie. Gustavo Cárdenas, periodista especializado en discursos, se enfocó en sus palabras en torno de la crisis que posiciona una poderosa flota de buques, submarinos y aviones militares en el mar Caribe.


Estamos usando el poder de Estados Unidos para destruir a los terroristas venezolanos y las redes de tráfico que dirige Nicolás Maduro”, fue la primera frase desmenuzada por Cárdenas. “Acá es importante notar que Trump no habla de dictadores u oponentes, claramente trata a Maduro terrorista, por lo que traslada de facto toda acción al plano militar, no hay cabida para la diplomacia”, señala.

Además, puso bajo la lupa lo expuesto con destino a narcotraficantes o terroristas: “A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia los Estados Unidos de América: téngase por avisado, lo haremos volar por los aires”, recuerda.

En su opinión, esta frase es muy poderosa y habla de una doctrina operativa, no de simple retórica.

Implica que no va a haber advertencia adicional ni negociación. Fue un ‘ténganse por avisados, clásico”, precisa.

Cárdenas analizó además el contexto de la siguiente expresión: “Hemos empezado a usar al poderoso Ejército estadounidense para destruir a los terroristas venezolanos y a todos los matones que envían drogas a EE. UU., que sepan que los vamos a bombardear y los borraremos de la existencia”, y advierte, que es, probablemente, la más radical y operativa que ha pronunciado sobre Venezuela desde que comenzaron las operaciones.

No es solo retórica: es una doctrina narrativa con grandes implicaciones. No fue un discurso basado en la diplomacia. Fue una declaración de guerra narrativa”, manifiesta el comunicador en la red social X. El periodista, sin embargo, recalca que la frase que lo define todo, fue “los borraremos de la existencia”, que consideró no era una simple metáfora sino un anuncio de acción.

“Esto deja muy en claro que Trump considera a Maduro y su gente como narcoterroristas peligrosos para Estados Unidos. Trump no habló de Venezuela como país. Habló del chavismo como estructura narcoterrorista, que usa la migración como arma. Y dejó claro que la ONU no hará nada: ‘Solo escriben cartas enérgicas’ Por lo tanto lo que diga la ONU va a quedar en eso: palabras vacías”, comenta.

Se refirió igualmente al contexto global muy amplio en el que se enmarca su discurso: El Informe de la ONU sobre torturas en Venezuela, la acusación firme de que el Cartel de los Soles envía droga y criminales a EE. UU. y la presencia militar estadounidense en el Caribe. Por ello, considera que Trump está construyendo algo más que una narrativa. Y advierte: “Está preparando a la opinión pública para una acción continental. Y el discurso de hoy en la ONU lo demuestra”.

¿Doctrina Monroe?

Para Ángel Lombardi, historiador y analista político, las más recientes maniobras militares y el discurso de Trump en la ONU formarían parte de un juego político con el interés de los Estados Unidos de presionar al máximo para lograr una transición política en Venezuela. “Descarto y en lo personal rechazo totalmente posibles invasiones y cosas de esas. No, yo creo que más bien lo que se está buscando es que factores internos actúen en cuanto a tratar de crear las condiciones para obligar a una negociación”, resalta.

Sobre posibles coletazos de aplicación de la doctrina Monroe, precisa que algunos analistas creen que sí, que la doctrina afirmada por el presidente James Monroe en 1823, y cuya tesis ubicó siempre a América Latina como patio trasero de los Estados Unidos, sacude sus pilares en medio de la tormenta. Lombardi no se anota en esta lista sobre la vigencia de la doctrina que buscaba esencialmente garantizar la hegemonía estadounidense en el hemisferio occidental.

Está en absoluto desuso porque la historia ha ido cambiando y la geopolítica mundial también. Recuerda que la doctrina se formuló en un momento en donde parte del continente estaba en proceso de fundar repúblicas y había el riesgo de una intervención desde Europa de las potencias coloniales, especialmente después de 1815, con la derrota de Napoleón”, señala el también escritor.

El exrector de LUZ y la Universidad Católica Cecilio Acosta explica que, si bien esas amenazas se concretaron con la invasión a México y una ocupación temporal de Buenos Aires, se vivió casi toda la primera mitad del siglo XIX con ese temor, “pero realmente ya en el siglo XX, mucho más en el siglo XXI, no existe ninguna doctrina Monroe. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que ya Estados Unidos no tendría la capacidad hegemónica de influenciar todo el continente de manera absoluta”.

De acuerdo con el académico, el rol de China y Rusia en la actual crisis está muy claro.

La estrategia estadounidense apunta a tratar de aislar o confrontar en términos políticos, económicos y geopolíticos a China. Venezuela –en opinión de Lombardi- también entraría en ese juego geopolítico como reserva petrolera importante. “De hecho, que la cancillería rusa no haya sacado ningún comunicado puede explicarse porque Rusia está en negociación delicada con los Estados Unidos y China lo acaba de hacer, presionada por el gobierno venezolano, pero es una declaración simbólica a mi juicio, sin peso político importante”, considera.

Bajo su lupa, ni China ni Rusia quieren en este momento una confrontación directa con los Estados Unidos y menos en territorio de influencia o de interés estratégico como lo es el mar Caribe y zonas vecinas. Para el historiador, Venezuela es una pieza en el juego diplomático, pero no con el protagonismo que muchos venezolanos aspiran. “Somos un problema más para los propios venezolanos por el tipo de sistema político que tenemos y la situación del país que por realmente preocupar a las grandes potencias”, añade.

Punto de no retorno

En palabras de Jesús Martínez, analista político, con experiencia en relaciones internacionales y diplomacia, la administración Trump dio pasos que marcaron un punto de no retorno con Venezuela. Y enmarca el reciente discurso dentro de esos límites.

La designación del Cartel de los Soles como una organización terrorista y la imputación de Maduro como su jefe no solo lo deslegitiman como gobernante, sino que lo convierten, ante los ojos de Washington, en un criminal internacional. Hasta ese momento, se podía argumentar que, pese a su ilegitimidad electoral, Maduro seguía siendo un interlocutor político, el presidente de facto de un país. Ahora, el discurso cambió radicalmente: Estados Unidos no negocia con terroristas, los combate. Y ese marco legal y político limita cualquier margen de maniobra”, advierte.

Para Martínez, Trump está atado a su propia narrativa. “Haber elevado el conflicto con Maduro al nivel de terrorismo y narcotráfico lo obliga a ofrecer un desenlace tangible. Ya no se trata de simples sanciones o de un bloqueo diplomático: la credibilidad de su administración, su política exterior e incluso las aspiraciones electorales futuras de Marcos Rubio dependen de que Maduro no siga gobernando en Caracas”, señala.

Desde su óptica, si el mandatario estadounidense no actúa con la contundencia que él mismo prometió, su imagen no solo se verá seriamente perjudicada, sino que quedará como el presidente que amenazó, pero no cumplió.

El internacionalista venezolano radicado en España explica que la política exterior de Estados Unidos tiene un componente simbólico fundamental. Por ello, declarar que Maduro es un narcoterrorista y luego permitirle mantenerse en el poder, proyectaría debilidad no solo en América Latina sino ante adversarios globales como Rusia y China, quienes han respaldado a Maduro.

Sería un mensaje contradictorio frente a la doctrina Trump de máxima presión y sanciones. En un tablero geopolítico donde la fuerza y la coherencia son esenciales, incumplir esa línea sería una derrota estratégica y de imagen”, sentencia.


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