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Dictaduras sí salen con votos: Politólogo argentino muestra 5 casos y los compara con Venezuela

Las elecciones presidenciales en Venezuela despiertan el interés internacional en lo que parece ser un hito histórico que podría marcar la despedida del Gobierno socialista del país, o por el contrario, certificar uno de los mandatos más extensos para un Jefe de Estado. El analista político argentino Felipe Galli comparó el escenario venezolano con el destino de diversas figuras dictatoriales que en su momento perdieron el poder a consecuencia de votaciones.


“Una dictadura puede celebrar elecciones e incluso permitir que la oposición participe. Pueden llegar al extremo de que, por un determinado número de factores internos y externos, ya no pueda impedir que la oposición gane. OEF Research hizo una investigación donde mostró que hasta un 40 % de las dictaduras han perdido algún tipo de elección”, explicó en la red social X.

A juicio de Galli, un régimen “no puede impedir la existencia de una oposición organizada, pero sí limitarla”, pero, por lo general, no puede oponerse a que existan procesos comiciales. A través de un análisis publicado en su cuenta, comparó a las elecciones Venezuela 2024 con cinco casos distintos de países vecinos.

Uruguay, 1985

Durante 15 años el país suramericano se enfrentó a lo que la historia denomina “dictadura cívico-militar”, un proceso en el que contaron con cinco presidentes en condición autoritaria.

Con más similitudes que diferencias, Uruguay pasó por un oscuro período de ausencia de derechos constitucionales, intervención de partidos políticos, ilegalización de los sindicatos y medios de prensa, así como encarcelamiento y tortura de unas 200 personas. Aún así, no pudieron evitar que la voz opositora se hiciera oír a través del voto.


“La dictadura uruguaya sometió a plebiscito un proyecto constitucional que instauraría una democracia tutelada liderada por los militares. Segura de su triunfo, permitió que se vigilara el conteo. El 57.2 % de los uruguayos rechazó el proyecto”, explicó Galli.

El analista asegura que “el proceso electoral de 1980 no fue para nada abierto. La prensa ni siquiera pudo publicar todo el proyecto constitucional ofrecido, solo extractos”. El plebiscito en sí no despidió al Gobierno, pero “el régimen más tarde tuvo que llamar a elecciones bajo la constitución previa al golpe y permitir la participación de todos los partidos políticos (incluso la izquierda)” hasta que en marzo de 1985 asumió un gobierno democrático.

Filipinas, 1986

Elegido democráticamente en 1965, Ferdinand Marcos es la única persona en la historia de Filipinas en ser reelegido para la presidencia en cuatro ocasiones. Un caso que encuentra varios puntos parecidos a Hugo Chávez, el único Jefe de Estado que pudo establecer la reelección indefinida.

Además de ser responsable de la muerte, tortura y detención ilegal de más de 100 mil filipinos, Marcos se apropió de forma ilícita de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares, según la ONG Transparencia Internacional, lo que le convierte en el segundo líder más corrupto de la historia.


En 1986, el mandatario se vio obligado a convocar elecciones. Previo a esta fecha, en 1983, había ordenado el asesinato del senador opositor Ninoy Aquino, lo que hizo reorganizarse a su bando contrario y preparase para los comicios.

“Marcos incluso trató de robarse la elección. Llegó a publicar que ganó y asumir el mandato. Un conteo paralelo mostraba la victoria de Aquino, lo que precipitó la "Revolución Popular". El ejército a último momento se puso del lado de los manifestantes y Marcos debió escapar”, apunta el analista Galli.

Pinochet, 1988

En el análisis del argentino, la transición de Augusto Pinochet en Chile hacia la democracia se torna más color rojo Psuv de lo que aparenta. Aseguró que este es “el ejemplo por excelencia que todos conocemos en América Latina”.

Tras realizar un golpe de Estado que derrocó al Gobierno izquierdista del momento, Pinochet se afianzó en el poder, al punto que en 1980 pudo promulgar una nueva Constitución.

Durante su mandato se cometieron graves y diversas violaciones de los derechos humanos. Pinochet persiguió a izquierdistas, socialistas y críticos políticos, lo que provocó el asesinato de entre mil 200 y tres mil 200 personas,​ la detención de unas 80 mil personas y la tortura de decenas de miles. Según el gobierno chileno, el número de ejecuciones y desapariciones forzadas fue de más de tres mil personas.


No fue hasta 1988 que se convocó a un plebiscito en el que la oposición promovió que el pueblo votara “No”. “La exitosa campaña del No (que hasta hoy es empleada de ejemplo en seminarios de marketing político) tuvo un acceso de 15 minutos (solo 15) a los medios de comunicación. Las otras 23 horas con 45 minutos, aún cuando sobre el papel no fuera así, eran exclusivamente para Pinochet”, explicó Galli, quien encontró semejanzas entre esta época con la cantidad de propaganda política oficialista en la televisión venezolana.

“El 5 de octubre de 1988 un 55,99 % votó no y el dictador Augusto Pinochet (que buscaba extender su mandato otros ocho años hasta marzo de 1997) se vio obligado a retirarse y convocar a elecciones”, apuntó.

De acuerdo con Galli, una transición como la de Pinochet es la que podría ocurrir con Edmundo González. “Aunque se tuvo que ir, Pinochet conservó el control de un montón de resortes de poder y permaneció como jefe del ejército hasta 1998. De hecho, el escenario guarda algunas similitudes con lo que tendrán que enfrentar Edmundo González y María Corina Machado si derrotan a Maduro”, afirmó.

Malaui, 1994

Hastings Banda, considerado el primer Presidente de Malaui, formó sus bases ideológicas denunciando el “colonialismo” del exterior, un punto focal que lo conecta con los gobiernos cubano y venezolano. Desde 1966 hasta 1994 estuvo en el poder.

Grupos de derechos humanos estiman que al menos seis mil personas fueron asesinadas, torturadas y encarceladas sin juicio durante sus casi 30 años de mandato. Al estilo “El Helicoide”, Banda ejerció un control policial en el que todos sus oponentes se veían en la cárcel. Hasta 18 mil personas fueron asesinadas durante su gobierno, según una estimación. Para el siglo XX, los ciudadanos empezaron a exigir su salida.


“En 1992, el dictador malauí Hastings Banda enfrentaba disturbios generalizados. Tuvo que convocar a un plebiscito sobre su sistema de partido único. Perdió”, expuso Galli, quien también detalló que, para su campaña de referéndum de 1993 “Banda impidió que la oposición accediera a la radio”, por lo que los ciudadanos optaron por un despliegue de sociedad civil para convencer a elector por elector de votar contra el mandatario.

Luego, “en 1994, buscó la reelección (pese a tener 96 años). El opositor Bakili Muluzi le ganó por paliza”. “Hasta el final, Banda hizo todo lo que estuvo a su alcance para impedir la transición”, explicó.

Sumado a esto, Banda alentaba a divisiones entre la oposición exiliada y la interna, (caso Venezuela), “lo que provocó que hubiera dos candidatos opositores en su contra”, sin embargo, “esto no impidió que Muluzi (con mayor aparato interno) le ganara”, aseguró el analista.

Gambia, 2016

Con 22 años en el poder, el islamista Yahya Jammeh se conformó como figura dictatorial en un mandato que inundado de violaciones a los derechos humanos, restricción a la libertad de prensa, y represión violenta a la comunidad LGBT.

Para 2016, se presentó para un quinto mandato constitucional en las elecciones presidenciales, sin embargo, tenía como oponente a Adama Barrow, un político poco conocido, pero apoyado por una gran coalición política.


“Adama Barrow (un simple exguardia de seguridad) suplantaba al proscripto líder de la oposición Ousainou Darboe (muy como "Edmundo pa' todo el Mundo" fue "No Drama, Adama")”, comparó el analista Galli.

La mayoría de los partidos opositores se aglutinaron en la Coalición 2016, derrotando al presidente por estrecho margen. Aunque inicialmente admitió la derrota y se declaró dispuesto a entregar el poder, luego se percató de las posibles acciones judiciales que se podían presentar en su contra, por lo que desreconoció los resultados y canceló las elecciones.

“Jammeh no quiso reconocer el resultado, fue necesaria la intervención militar de la CEDEAO para obligarlo”, aseguró Galli.

El especialista opina que, así como ejemplos históricos, “algunas dictaduras culminan en transiciones, mientras que otras no”, ante lo que exhortó a los venezolanos a reconocer que “no es imposible derrotar a un Gobierno el 28 de julio”. Sin embargo, expone que cualquier escenario es posible, tratándose de un mandato socialista que amenazó con un “baño de sangre” de no triunfar en los comicios.

“Elegí estos cinco ejemplos particulares, pero hubo otros. Algunos resultaron en transiciones y otros lamentablemente no. Este hilo va tanto para los que usan ese argumento para justificar a Maduro como para los que lo usan para creer que es imposible su derrota el 28 de julio”, explicó.


Fuentes: versionfinal

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