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Una estrella Michelin venezolana en Washington: “En EEUU nada es de la noche a la mañana”

Los cocineros venezolanos Tatiana Mora y Miguel Guerra están cantando victoria en la escena gastronómica de Washington D.C. En diciembre pasado, su restaurante MITA, ubicado en el barrio de Shaw, se ganó su primera estrella Michelin apenas 11 meses después de su apertura gracias a un concepto que ha resultado pionero ante los ojos de la crítica especializada: cocina latinoamericana 100% basada en plantas, o como se describe la propuesta en la página web del proyecto, “vegetales como nunca los habías visto”. La misma ha conquistado los paladares de los exigentes comensales de la capital del país, entre los que se encuentran políticos, diplomáticos y funcionarios públicos de todos los ámbitos. Las reservas del restaurante se encuentran llenas desde que recibieron el codiciado premio.


La historia de estos dos inmigrantes amantes de los fogones es parecida a la de muchos de sus compatriotas que salieron de Venezuela en la búsqueda de mejores oportunidades. La recompensa les llega luego de varios años e intentos. “En Estados Unidos nada es orgánico. Hay que echarle pichón. Nada es de la noche a la mañana”, confirma Tatiana, quien llegó a Estados Unidos tras haber triunfado en la escena culinaria de su país —“Caracas fue mi escuela”—, y retomó el pulso de su carrera en las cocinas de los restaurantes Alma Cocina Latina, La cosecha y Serenata. Precisamente, en este último conoció a Miguel, un paisano 20 años más joven, egresado de la escuela Le Cordon Bleu College of Culinary Arts-Miami, y quien siendo sous chef del restaurante Cielo en Washington (dedicado a la gastronomía colombiana), también ganó una estrella Michelin.

Pregunta. ¿Cómo fueros los inicios de MITA?

Respuesta. Empezamos en plena pandemia. Con el auge de las experiencias hechas en casa, comenzamos a experimentar con platos elaborados a base de plantas. A la gente le encantó. El primer concepto fue más pop, luego más a la carta, y terminamos creando un menú degustación. Al final, teníamos dos opciones, dejar todo y pasar a algo nuevo o abrir un restaurante. Y bueno, aquí estamos.

P.Son los pioneros del concepto de cocina latinoamericana 100% elaborada con plantas.

R.El reto fue crear platillos elaborados con verduras a partir del recetario latinoamericano. Nuestro menú empieza en Venezuela y termina en Chile, sin dejar por fuera a México. Pero, siendo ambos venezolanos, hay una impronta de nuestra cultura en la carta. Por su puesto tenemos arepas. Una venezolana (que se sirve con la famosa guasacaca), otra colombiana y una tercera, que creamos en Washington, que lleva crema agria y aceite de chile. También acabamos de crear un homenaje al asado negro venezolano con vegetales. Son los mismos sabores, pero tratados de una manera diferente.

P.¿Cómo recibieron la noticia de la estrella Michelin un mes antes de cumplir el primer aniversario del restaurante?

R.Fue una sorpresa. Esta es una de las cosas que no tienes idea cómo ocurren. No sabes quién fue el crítico de la guía Michelin que te visitó y se llevó una buena impresión. Cuando recibimos la invitación a la gala, pensamos que algo iba a pasar, así que el día de la entrega teníamos mucha incertidumbre. Tuvimos que esperar porque los reconocimientos se dan por orden alfabético, pero cuando nos llamaron, le dije a Miguel, ‘ahora sí es verdad. Lo hicimos’.


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